Dolor menstrual: tu cuerpo no se equivoca, te está hablando

Dolor menstrual: tu cuerpo no se equivoca, te está hablando

El dolor de regla no es normal, aunque sea común.
Durante generaciones, las mujeres hemos aprendido a silenciar nuestro cuerpo: a seguir con la rutina, a tomar un ibuprofeno y continuar como si nada. Pero el cuerpo no se equivoca: cuando duele, está intentando decir algo.

✦ El mensaje detrás del dolor

El ciclo menstrual es un espejo del equilibrio interno.
Si hay inflamación, exceso de estrógenos, hígado saturado o estrés, el cuerpo se expresa. Y lo hace en forma de cólicos, hinchazón, cambios de humor o cansancio extremo.
El dolor no es el enemigo: es una señal de desajuste hormonal y energético que merece ser escuchada, no silenciada.


Por qué duele: causas más frecuentes

  1. Exceso de estrógenos: cuando hay más estrógeno que progesterona, el endometrio se vuelve más denso y las contracciones son más intensas.
    Causa raíz: tóxicos hormonales (plásticos, cosmética sintética, pesticidas) y un hígado saturado.

  2. Inflamación intestinal: una microbiota alterada afecta al equilibrio de estrógenos y prostaglandinas, las moléculas del dolor.
    Causa raíz: alimentación ultraprocesada, gluten o exceso de azúcar.

  3. Estrés y cortisol alto: vivir en alerta constante roba progesterona para producir cortisol.
    Causa raíz: ritmo acelerado, poca conexión con el descanso y la respiración.

  4. Déficit de magnesio, zinc o vitamina B6: estos nutrientes relajan el músculo uterino y regulan las hormonas.
    Causa raíz: dieta pobre o agotamiento crónico.


 Cómo empezar a aliviar el dolor de forma natural

1. Apoya a tu hígado

Tu hígado metaboliza las hormonas. Si está sobrecargado, los estrógenos se acumulan.

  • Toma agua tibia con limón o vinagre de manzana en ayunas.

  • Añade alimentos amargos: alcachofa, rúcula, diente de león.

  • Reduce el alcohol, el café y los ultraprocesados.

2. Desinflama desde el plato

La inflamación es el lenguaje del dolor.

  • Aumenta los omega-3 (pescado azul, semillas de lino o chía).

  • Usa cúrcuma y jengibre a diario.

  • Reduce lácteos, harinas refinadas y azúcares.

3. Respira y relaja el útero

Durante la menstruación, el cuerpo necesita calma.

  • Practica breathwork suave o respiración abdominal, sintiendo cómo el aire llega al vientre y lo relaja.

  • Coloca calor local y practica una postura fetal o de descanso.

  • Escucha música tranquila o realiza meditación guiada.

4. Reequilibra con plantas medicinales

  • Vitex agnus-castus (sauzgatillo): regula el ciclo y equilibra progesterona.

  • Onagra: calma inflamación y mejora el estado de ánimo.

  • Manzanilla, melisa y salvia: relajan los espasmos uterinos y equilibran el sistema nervioso.


Volver a lo esencial

Sanar el dolor menstrual no es solo eliminar síntomas, sino reconciliarte con tu naturaleza cíclica.
Cada fase del ciclo es un recordatorio de que la energía femenina no es lineal, sino rítmica y cambiante.
El equilibrio llega cuando dejas de luchar contra tu cuerpo y empiezas a escucharlo.

 Tu cuerpo no te castiga. Te guía. Y cuando aprendes su lenguaje, el dolor se transforma en sabiduría.

 

Los remedios de nuestras abuelas: el arte de estar bien sin complicaciones

1. Infusiones para todo

No había dolor, digestión o malestar que no tuviera su planta:

  • Manzanilla y anís verde para los dolores menstruales y digestivos.

  • Salvia para regular el ciclo y los sofocos.

  • Melisa y valeriana para el insomnio y la ansiedad.

  • Ortiga y diente de león para depurar el hígado y limpiar la sangre.

El agua caliente era su medicina: disolvía tensiones y ayudaba al cuerpo a eliminar lo que no necesitaba.


2. Caldos, sopas y cocinados lentos

Nada de batidos fríos ni cenas apresuradas.
Cocinaban a fuego lento, en barro o hierro, conservando minerales y energía vital.
Los caldos de huesos eran su fuente de colágeno, calcio y fuerza inmunitaria; los guisos de legumbres con laurel y pimentón, su alimento diario equilibrado.

“El cuerpo se cura con calor y paciencia”, solían decir.


3. Compresas, baños y cataplasmas

Usaban el calor como terapia:

  • Compresas de agua caliente o paños de romero y salvia en el vientre para aliviar el dolor menstrual.

  • Baños de pies con sal marina para liberar el cansancio y mejorar la circulación.

  • Cataplasmas de arcilla o lino con vinagre y cebolla para inflamaciones.


4. Conexión con el ciclo y la luna

Las mujeres sabían cuándo descansar, cuándo sembrar y cuándo limpiar.
El ciclo menstrual se vivía en sintonía con la luna:

  • Luna nueva: recogimiento, descanso.

  • Luna creciente: energía y creatividad.

  • Luna llena: fertilidad y poder.

  • Luna menguante: depuración.

El cuerpo femenino seguía el mismo pulso que la tierra.


 5. El sol, el aire y la tierra como medicina

Salían al campo, caminaban descalzas, respiraban profundo.
El sol era fuente de alegría y vitamina D, el aire puro calmaba la mente y la tierra descargaba tensiones.
Hoy lo llamamos grounding; ellas simplemente lo llamaban “vivir”.


6. Aceites, ungüentos y cuidados naturales

No usaban cremas industriales:

  • Aceite de oliva con romero o caléndula para la piel y articulaciones.

  • Vinagre de manzana para el cabello y la digestión.

  • Miel, ajo y limón como antibiótico natural.


 7. Silencio, comunidad y fe

Sabían que el bienestar no era solo físico.
Compartían las cargas, rezaban, cantaban, descansaban cuando el cuerpo lo pedía.
La tribu sostenía lo que hoy intentamos sostener solas.

Quizás nuestras abuelas eran más sabias que nosotros: tenían menos información, pero más intuición. No leían sobre salud, la sentían. No seguían modas, seguían a la naturaleza.

 

Gracias abuelas.. partisteis pero estáis mas en mi que nunca. 

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