Por dónde empezar
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Muchas veces me preguntáis: ¿por dónde empiezo cuando quiero cambiar
mi vida y crear hábitos más sanos?
Y lo primero que quiero decirte es que te entiendo. Al cerebro le aterra el cambio:
nos da miedo decepcionarnos, no cumplirlo, no saber si podremos sostenerlo.
Pero también es cierto que nuestro cerebro tiene neuroplasticidad, y eso
significa que puede reprogramarse y aprender de nuevo, siempre que lo hagamos
paso a paso.
Por eso no se trata de cambiarlo todo de golpe, sino de seguir un orden que tenga
sentido para el cuerpo.
■ El primer paso es el hogar. Lo que creemos seguro es, en realidad, el lugar
más inseguro: lleno de sartenes de teflón que desprenden químicos al cocinar,
lejía que respiramos sin saberlo, detergentes y suavizantes que se adhieren a la
ropa y entran en contacto con nuestra piel. Ahí empieza todo. Sustituir una sartén,
cambiar un detergente, usar vinagre en lugar de lejía… son pequeños grandes
cambios que convierten tu casa en un lugar habitable de nuevo.
■ Después viene la piel. La piel lo absorbe todo, y muchas veces la llenamos de
disruptores hormonales disfrazados de cremas, desodorantes, champús o
maquillajes. Es como comer limpio pero untarte químicos cada día: el cuerpo lo
recibe igual. Cuando limpias también tu cosmética, tu piel respira contigo.
■ Más tarde llegan los hábitos. Aquí es donde tu energía empieza a subir:
dormir en oscuridad real, amanecer con el sol y no con una pantalla, salir a la
naturaleza, respirar profundo, leer o escribir antes de dormir en lugar de deslizar el
dedo en redes. Son cosas tan simples y tan humanas que devuelven al cuerpo la
calma que nunca debimos perder.
■ Y sí, la alimentación es fundamental… pero no es el primer paso. Puedes
comer ecológico, keto, ayunos perfectos… pero si lo haces bajo luces LED a
medianoche, si cenas a las 11 cargada de picos de glucosa, si comes en un
entorno lleno de tóxicos que tu cuerpo no reconoce como humano, los beneficios
son casi nulos. El cuerpo no entiende esa incoherencia. Primero necesita un
entorno que le recuerde a lo que siempre fue natural, y entonces sí, la
alimentación se convierte en medicina.
■ Así lo vivo yo, como mujer y madre que eligió reconectar con sus raíces y volvera lo esencial. Quiero salud, energía y equilibrio emocional para disfrutar de la vida
con calma y plenitud. Paso a paso, sin prisa, pero con un orden que permite que
cada cambio se integre de verdad. Porque de nada sirve hacer mucho si no es
sostenible. Lo que importa es que se quede contigo para siempre.
■ Hace 4 años yo estaba igual que tú, sin saber por dónde empezar. Hoy esos
cambios son hábitos totalmente integrados en mi vida. Al principio parece difícil,
pero no lo es si lo haces con orden y sin exigencias. No intentamos empezar el
castillo por la torre: se empieza de abajo hacia arriba, como toda la vida.